El Papa mostró una gran sonrisa cuando llegó al distrito Lunik IX de Košice y visitó el centro que los salesianos tienen allí para atender a esta comunidad gitana. Para ellos el encuentro fue toda una fiesta.
Se calcula que en Lunik IX viven unos 4.300 personas de etnia gitana, una de las mayores comunidades de Europa. Este lugar tiene desde hace tiempo graves problemas como la escasez de agua corriente, gas y calefacción.
Pero eso no les impidió preparar esta calurosa bienvenida al Papa. Muchos estuvieron todo el tiempo en sus ventanas para saludarle.
En nombre de ellos le saludó el sacerdote Peter Bešenyei, que ha dedicado toda su vida a atender a comunidades de gitanos.
P. PETER BEŠENYEI
Centro Pastoral Salesiano de Lunik IX
“Varios gitanos, tras conocer y acoger a Jesucristo, decidieron vivir una nueva vida. La Iglesia católica ayuda mucho a los gitanos, aunque el Estado descuida y no aprecia esta labor de la Iglesia”.
El Papa escuchó también atentamente a Ján Hero, un ingeniero de 61 años que le agradeció su apoyo al pueblo gitano.
JÁN HERO
“Tenemos la esperanza de que su misión hoy aquí, entre nosotros, en este lugar, nos ayude a encender una fe más fuerte y una determinación más estable para transformar nuestra vida personal y espiritual para mejor”.
Luego fue con su esposa para saludar al Papa.
También esta joven pareja que creció en este barrio le contó el reto que supuso crecer aquí. Dijeron que gracias al compromiso de los salesianos y a que creyeron en ellos pudieron casarse y buscar un trabajo para construir un futuro mejor.
Al Papa le gustó su historia y se puso de pie para saludarles y regalarles unos rosarios.
Después, Francisco se dirigió al pueblo gitano con un conmovedor mensaje.
FRANCISCO
“La Iglesia es casa, es vuestra casa. Por eso -os lo digo de corazón- sois bienvenidos, sentíos siempre en casa en la Iglesia y no tengáis jamás miedo de estar aquí. ¡Que ninguno deje fuera de la Iglesia ni a vosotros ni a nadie!”
Francisco denunció las discriminaciones. Lamentó los prejuicios y los juicios implacables contra las personas.
FRANCISCO
'Cuando se cuida a las personas, se hace trabajo pastoral, con paciencia y concreción, llegan los frutos. Marginar a las personas no resuelve nada. Cuando se alimenta la cerrazón, antes o después estalla la rabia. El camino para una convivencia pacífica es la integración'.
El Papa pidió a los sacerdotes, religiosos y laicos que ayudan a esta comunidad gitana que no se cansen en este camino de construir una convivencia pacífica, que no tengan miedo de salir al encuentro de los marginados.
Después, antes de marcharse, rezó con todos un Padre Nuestro y les bendijo. Un encuentro de menos de una hora, que dejó una huella imborrable en este rincón olvidado de Europa.
CT
VM