Durante la catequesis pública del miércoles, el Papa reflexionó sobre un fragmento de la Carta a los Gálatas en la que San Pablo recuerda que los cristianos “somos hijos de Dios por la fe en Jesucristo”.
El Papa dijo que Dios quiere a todos los hombres, también a los que no creen en Él, pero que señaló que el cristiano tiene una relación especial con Él porque, gracias al bautismo, las personas se convierten en “hermanos de Cristo”, lo que permite “dirigirnos a Dios con confianza y llamarlo Padre”.
RESUMEN DE LA CATEQUESIS DEL PAPA
Queridos hermanos y hermanas:
En la Carta a los Gálatas, san Pablo nos recuerda que somos hijos de Dios por la fe en Jesucristo. Así, el bautismo nos reviste de una nueva dignidad, nos hace hermanos en Cristo, lo que nos permite dirigirnos a Dios con confianza y llamarlo “Padre”.
Además, al insistir en la novedad de la revelación y la filiación divina, san Pablo afirma que hay una profunda unidad entre todos los bautizados, que va más allá de su condición cultural, social o religiosa, porque cada uno es una criatura nueva en Cristo.
En ese sentido, el Apóstol nos enseña que cualquier diferencia que se establezca entre las personas es secundaria respecto a la dignidad de hijos de Dios. Por eso los creyentes nunca deberían dar espacio a lo que separa o discrimina, sino a todo lo que favorece la llamada de Dios a la unidad y la fraternidad.
Por tanto, el fundamento de la verdadera igualdad entre todos los miembros de la gran familia humana, es esa nueva dignidad de hijos y herederos en Cristo.
Saludo cordialmente a los fieles de lengua española. Los invito a redescubrir la belleza de ser hijos e hijas de Dios, y a dar gracias por el don recibido en el bautismo, que nos hace hermanos y hermanas en Cristo, miembros de la Iglesia y partícipes de su misión en el mundo.
En este día, los cubanos celebran a su Patrona y Madre, la Virgen de la Caridad del Cobre. Con un recuerdo agradecido de mi peregrinación a su Santuario, en septiembre de 2015, quiero presentar nuevamente a los pies de la Virgen de la Caridad la vida, los sueños, las esperanzas y dolores del pueblo de Cuba. Que dondequiera que haya hoy un cubano, experimente la ternura de María, y que Ella los conduzca a todos hacia Cristo, el Salvador. Que el Señor los bendiga. Muchas gracias.
Javier Romero