Los Jardines Vaticanos son un remanso de paz en una Roma ruidosa y turística. En sus profundidades, frente a la casa de Benedicto XVI, el Bastione di Maestro alberga una Virgen recién llegada de Colombia para cerrar las heridas del mundo: Nuestra Señora del Rosario de Chiquinquirá.
Su entronización fue todo un evento que contó con la presencia de fieles de Colombia, de donde es patrona, miembros de su Guardia Presidencial y sacerdotes y religiosos de Ecuador, Venezuela, Perú y Bolivia. En estos países despierta una gran devoción porque fue un símbolo de unidad durante su independencia de España.
JORGE MARIO EASTMAN
Embajador de Colombia ante la Santa Sede
“Éramos criollos, negros e indios despreciados que también podíamos recuperar nuestra libertad y nuestro brillo con la independencia. Con los años extraviamos nuestra patria común de Bolívar, pero no a la matria que áun nos une. La Virgen de Chiquinquirá es la madre de los Andes unidos”.
CARD. GIUSEPPE BERTELLO
Gobernador del Estado Ciudad del Vaticano
“A mí me parece que es un signo también de la unidad de la Iglesia, de la universalidad de la Iglesia. Aquí todos tienen su casa”.
Nuestra Señora del Rosario de Chiquinquirá es una imagen de la Virgen que un caballero español encargó a un pintor en 1560 para poder rezar en su casa del Nuevo Mundo. Este lienzo fue abandonado pero, según la devoción popular, un relámpago le devolvió milagrosamene sus colores en 1586. Ahora, los Jardines Vaticanos acogen un mosaico de esta advocación mariana formado por 70.000 teselas rojas, azules y amarillas. Son los mismos colores de la bandera de Colombia.
JORGE MARIO EASTMAN
Embajador de Colombia ante la Santa Sede
“Ella está como mujer y como madre aquí presente para darnos también la libertad de estos tiempos, la de la fuerza para reparar las heridas y las cicatrices que llevamos. Nuestra chinita es también la madre de los descartados, de quienes padecen el dolor de sentirse excluidos”.
FRAY DIEGO ORLANDO SERNA SALAZAR
Prior provincial dominicos Colombia
“Hoy será visitada por miles de colombianos para implorarle nos renueve el tejido social de su patria de la misma manera que renovó los tejidos rotos de su milagroso lienzo”.
Durante la ceremonia, muchos se enteraron de que aquella misma mañana un ladrón había robado las joyas, el cetro y la corona de la imagen original de la Virgen en su santuario de Colombia. Pero respiraron aliviados cuando les dijeron que el delincuente fue detenido y los objetos fueron devueltos.
JORGE MARIO EASTMAN
Embajador de Colombia ante la Santa Sede
“Si no fuera por Diego y los dominicos, esta obra no fuera realidad. Y quiero agradecerle a todos los colombianos por la labor que han hecho los dominicanos de custodiar tantos siglos a la Virgen de Chiquinquirá. Ahora esas mismas alhajas se quedan ahí en Chiquinquirá para bien de quienes tenemos fe y a los devotos de la Virgen de Chiquinquirá. Y no vamos a permitir que vuelvan a ocurrir los hechos como los que ocurrieron”.
Las personas reunidas en torno a la Virgen de Chiquinquirá también se acordaron de Gloria Narváez, la misionera franciscana secuestrada en Mali por yihadistas.
Todos celebraron la unidad de sus pueblos y cómo, a partir de ahora, el corazón de la Iglesia alberga un pedacito de Colombia.
RM