Durante la pandemia el Papa ha enviado material sanitario, respiradores y otros insumos a zonas en alto riesgo, desde América Latina hasta China. Pero ¿de dónde saca el Papa el dinero para poder realizar estas obras de caridad?
Lo hace a través del Óbolo de San Pedro, una ayuda económica que los fieles ofrecen al Papa cada 29 de junio, festividad de San Pedro y de San Pablo, considerado “el día del Papa”.
Ese fondo también se destina a otras necesidades del Papa y del Vaticano.
La iniciativa fue instituida por Pío IX en 1871. Aunque en realidad nació en el siglo VII, con la conversión de los anglosajones que, en señal de adhesión a Roma, enviaban una contribución anual al Papa. Entonces se llamaba el “Denarius Sancti Petri”, la “Limosna a San Pedro”.
Según los últimos datos, en 2019, el Óbolo de San Pedro recaudó 53 millones de euros y financió un tercio de las actividades del Papa y la Curia Vaticana.
En 2020 recaudó 12 millones menos de euros, pero siguió habiendo muchos gastos.
En 2015, el fondo sumaba 319 millones de euros; ahora sólo 205 millones.
Por eso, el principal responsable de las fianzas del Vaticano, Juan Antonio Guerrero Alves, dice que las cifras demuestran que sin la ayuda de los católicos no puede mantenerse la ayuda de la Iglesia.
RR
