El Papa reflexionó sobre la oración de Jesús y recordó cómo en la cruz “”pide por los demás, por todos, incluso por quienes lo condenan”.
Francisco explicó que así Jesús “intercede y abraza al mundo entero, su mirada nos alcanza a todos”.
“Esto nos recuerda que, aun en medio de los más grandes sufrimientos, no estamos solos”, pues “Jesús no sólo nos “amó” primero, sino que también “rezó” primero por nosotros”.
RESUMEN DE LA CATEQUESIS EN ESPAÑOL
Queridos hermanos y hermanas:
Hoy terminamos las catequesis sobre la oración.
Una de las características más evidentes de la vida de Jesús es su diálogo con el Padre en la oración y, como testimonian los Evangelios, este diálogo se hizo aún más intenso en la hora de su Pasión y su Muerte.
En el huerto de los Olivos, Jesús reza con temor y angustia, y se dirige a Dios llamándolo “Abbá”, es decir, “Papá”, una palabra aramea que expresa intimidad y confianza.
También en la oscuridad y el silencio de la cruz Jesús invoca a Dios como Padre. En ese momento, en medio de atroces dolores, Jesús es el intercesor absoluto. Pide por los demás, por todos, incluso por quienes lo condenan. Suplica con palabras de los salmos, uniéndose a los pobres y olvidados del mundo. Desahoga la angustia de su corazón de manera muy humana, sin dejar de confiar plenamente en el Padre, consciente de su filiación divina hasta el último respiro en la cruz, cuando entrega su alma en las manos del Padre.
Para adentrarnos en el misterio de la oración de Jesús nos detenemos en la llamada “oración sacerdotal”, recogida en el capítulo 17 del Evangelio de Juan.
El contexto de esta oración es pascual. Jesús se dirige al Padre al final de la Última Cena, en la que instituye la Eucaristía. En su oración va más allá de los comensales, intercede y abraza al mundo entero, su mirada nos alcanza a todos.
Esto nos recuerda que, aun en medio de los más grandes sufrimientos, no estamos solos, ya hemos sido acogidos en el diálogo de Jesús con el Padre, en comunión con el Espíritu Santo.
Saludo cordialmente a los fieles de lengua española. Al finalizar estas catequesis sobre la oración, no olvidemos que Jesús no sólo nos “amó” primero, sino que también “rezó” primero por nosotros. Por eso, con nuestra oración y nuestra vida digámosle: Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo, como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Que Dios los bendiga.
Muchas gracias.