Entre los invitados a la audiencia general, un funcionario polaco del Vaticano ha acompañado a Lidia Maksymowicz. Llevaba el pañuelo de superviviente del Holocausto.
Fue deportada a Auschwitz Birkenau cuando tenía tres años.
La superviviente se ha levantado la manga de la camisa y ha mostrado al Papa el tatuaje con el número de prisionera del campo de concentración.
Francisco lo ha besado con gran respeto.
Antes de despedirse, la superviviente ha regalado al Papa el pañuelo que llevaba.
JMB
VM