Durante la audiencia general el Papa recordó que “rezar no es sencillo”, que la “experiencia de los grandes orantes nos muestra que la oración no es solo fuente de consolación y alegría, sino también momentos de lucha, de cansancio y de sequedad”.
De este modo explicó una dimensión más profunda de la oración. La definió un espacio donde se produce un “combate espiritual”, especialmente duro en los “momentos de aridez, duda y tentación”.
El Papa dijo que “en ese combate se nos pide decidir —como nos enseña san Ignacio de Loyola— si ponernos bajo la bandera de Jesucristo, es decir, si lo seguimos, amamos y servimos sólo a Él, o si nos dejamos vencer por los engaños del Maligno”.
RESUMEN DE LA CATEQUESIS DEL PAPA EN ESPAÑOL:
Queridos hermanos y hermanas:
Reflexionamos hoy sobre la oración como combate espiritual. Rezar no es sencillo. El
silencio, la concentración, la oración son ejercicios difíciles, y a veces la naturaleza humana se rebela. El Catecismo de la Iglesia Católica enumera algunos de los obstáculos para la oración que podemos encontrar fuera o dentro de nosotros mismos, como por ejemplo la tentación del desánimo, del activismo o la decepción de pensar que no somos escuchados.
La experiencia de los grandes orantes nos muestra que la oración no es sólo fuente de consolación y alegría, sino también momentos de lucha, de cansancio y de sequedad. Ninguno de estos personajes tuvo una oración “cómoda”, la paz que alcanzaron llegó a través de un combate interior. Y en ese combate se nos pide decidir —como nos enseña san Ignacio de Loyola— si ponernos bajo la bandera de Jesucristo, es decir, si lo seguimos, amamos y servimos sólo a Él, o si nos dejamos vencer por los engaños del Maligno.
Tengamos la certeza de que cuando rezamos nunca estamos solos y de que, en los tiempos de prueba y oscuridad, cuando parece que todo se desmorona y no hay puntos de referencia, el Señor Jesús, aunque no percibamos su presencia, siempre está a nuestro lado, nos reanima con su gracia, nos sostiene, nos guía y nos protege.
Saludo cordialmente a los fieles de lengua española. Pidamos al Señor que, especialmente en los momentos de aridez, duda y tentación, nos conceda la fuerza del Espíritu Santo para orar con humildad, confianza y perseverancia. Que la Virgen Santa nos ayude con su intercesión maternal para que no nos apartemos nunca de Jesús. Que Dios los bendiga. Muchas gracias.