El Papa Francisco ha reconocido recientemente las virtudes heroicas de seis misioneras italianas, con un gran testimonio de santidad.
En 1995, pagaron el precio más alto mientras servían a su comunidad en Kikwit, en la República Democrática del Congo, durante un brote de ébola.
Con tres semanas de diferencia, las hermanas Floralba, Clarangela y Dinarosa fueron las primeras de las seis en sucumbir a la mortal enfermedad.
En ese momento, la hermana Linadele, que se encontraba en Italia en ese momento, recuerda cómo reaccionó la comunidad al ver el deterioro de la situación.
SOR LINADELE CANCLINI
Hermanas de los Pobres
“Estábamos en shock en la comunidad. Para entonces ya sabíamos que era el ébola. La superiora en ese momento dijo: 'Yo voy'. Y otra hermana del Congo también se ofreció voluntaria, diciendo: 'Yo voy. Vamos a ayudar'”.
También ellas tres murieron mientras acompañaban a sus hermanas en sus últimos días. Con esa misma entrega las Hermanas de los Pobres han enfrentado la actual pandemia.
SOR LINADELE CANCLINI
Hermanas de los pobres
“Por desgracia, en una de las residencias que atendemos, muchos ancianos han fallecido durante la pandemia. En otra residencia para discapacitados, muchos se infectaron. Las religiosas más jóvenes fueron llamadas para ayudar. Y ellas acudieron sin dudarlo”.
Este sentido del servicio les fue dado por su fundador, el beato Luigi Maria Palazzolo, que invitó a las hermanas a hacer un voto adicional.
SOR LINADELE CANCLINI
Hermanas de los Pobres
“El voto es: 'las Hermanas de los Pobres, estarán al servicio de los enfermos, incluso en tiempos de enfermedades contagiosas'. Esas seis hermanas tenían muy claro en su corazón esas palabras del fundador. Y es el mismo espíritu presente en nuestra congregación hoy”.
En sólo 33 días el ébola acabó con la vida de estas 6 religiosas, su testimonio quedó grabado en la memoria de la congregación, de la cual su valor desinteresado y su audaz misión son una fuente de inspiración.
Traducción: Daniel Díaz Vizzi