Papa explica en audiencia general cómo rezaba la Virgen María

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24/03/2021
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Durante la audiencia general el Papa explicó que “las manos, los ojos, los gestos de María son un catecismo viviente, que nos muestran cómo adorarlo en el pesebre, cómo seguirlo en el servicio a los hermanos y cómo acompañarlo en el extremo sacrificio de la cruz”.

Recordó que, además, ella intercede por “nosotros pecadores en cada circunstancia”. Dijo que si no abandonó a su Hijo en la cruz tampoco abandonará a quienes “durante esta cruel pandemia, se encuentran solos y desamparados”.

RESUMEN DE LA CATEQUESIS DEL PAPA:

Queridos hermanos y hermanas:

En la catequesis de hoy reflexionamos sobre la oración con María. Estamos en vísperas de la fiesta de la Anunciación y esto ya nos indica que la vía maestra de la oración cristiana es la humanidad de Jesús.

No podríamos entrar en esa intimidad con Dios si el Verbo no se hubiese hecho carne y no nos hubiese comunicado el Espíritu Santo para poder llamar a Dios «Padre». Cristo es el mediador, el puente a través del cual llegamos al Padre. Nuestra oración es siempre por Cristo, con Él y en Él, en la unidad del Espíritu. Cualquier otra referencia encuentra en esta verdad su sentido.

Si María ocupa un puesto privilegiado en este itinerario es porque nos indica el camino hacia su Hijo. Las manos, los ojos, los gestos de María son un catecismo viviente, que nos muestran cómo adorarlo en el pesebre, cómo seguirlo en el servicio a los hermanos y cómo acompañarlo en el extremo sacrificio de la cruz. A los pies de la cruz, Jesús quiso además extender la maternidad de María a toda la Iglesia, colocándonos bajo su manto. De ese modo comenzamos a pedir su intercesión con expresiones directas sacadas de la Sagrada Escritura: “Llena de gracia”, “Bendita entre las mujeres”, o con el título de “Madre de Dios”, proclamado por el Concilio de Éfeso.

Ella pide por nosotros pecadores en cada circunstancia, como en Caná, y no deja de estar junto a la cruz de su Hijo, al acompañarnos en la hora de la muerte. Aquellos que, como durante esta cruel pandemia, se encuentran solos y desamparados, en ella hallan la ternura de la Madre que nunca nos abandona.

Saludo cordialmente a los fieles de lengua española. Los animo a confiar nuestras súplicas al Salvador a la poderosa intercesión de María, la Reina Madre que lleva ante el trono de su Hijo nuestro ruego, pues somos sus hijos queridos. Que Dios los bendiga y la Virgen Santa los cuide.

Javier Romero

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