El último día de Francisco en Irak fue el más emotivo. Visitó las zonas castigadas por la guerra, lo que desencadenó el entusiasmo de sus pobladores.
Francisco visitó Mosul y Qaraqosh. Al salir de la iglesia de la Inmaculada, reconstruida tras su destrucción por el ISIS, el Papa fue aclamado por la gente. Salieron a saludarlo por las calles de la ciudad que quieren levantar de sus cenizas. Después de Qaraqosh, Francisco se desplazó a Erbil para celebrar misa.
Javier Romero