La Secretaría de Estado vaticana vivió una actividad frenética durante la ocupación nazi. Es lo que demuestran las historias recogidas por su archivero Johan Ickx en este libro.
Al escritorio de Pío XII y sus colaboradores llegaron, al menos, unas 2.800 peticiones de auxilio de judíos de toda Europa. Solicitudes que afectaban a más de 4.000 personas perseguidas por el régimen de Hitler.
JOHAN ICKX
Archivero, Secretaría de Estado
“Esto es lo que sorprende. Estas personas, día tras día, siguen trabajando contra el mal más absoluto. A menudo sin éxito, naturalmente, porque muchas veces comprueban cómo los gobiernos no quieren colaborar, bloquean sus movimientos”.
Este fue el caso de las centenares de judías de Eslovaquia llevadas a prostituirse con los nazis. En continua coordinación con la nunciatura, la Santa Sede agotó todas las vías diplomáticas para impedirlo, pero sin éxito. Es más, en ocasiones parece que las protestas generan el efecto contrario.
JOHAN ICKX
Archivero, Secretaría de Estado
“Esto se puede leer entre líneas. Debían estudiar bien cuándo había que actuar y cuándo era mejor adoptar un perfil bajo. Porque se sabía que a menudo los nazis redoblaban sus castigos cuando alguien alzaba la voz”.
Johan Ickx encontró en el archivo las duras consideraciones personales del nuncio tras su encuentro con el entonces primer ministro eslovaco Vojtech Tuka. Fue a pedirle que impidiera las deportaciones pero se encontró con un muro. El político calificó a los judíos como “peste” y “banda de malhechores y gangsters”. Tras la reunión el nuncio se desahoga amargamente de este modo.
No hay nada más antipático y humillante que mantener una conversación con este personaje.
Por eso, Johan Ickx dice que no es justo acusar al Vaticano de cobardía o quietismo ante las barbaridades realizadas por los nazis ante sus ojos.
JOHAN ICKX
Archivero, Secretaría de Estado
Todos los libros de Historia repiten el mismo estribillo: que el Papa miró hacia otra parte, que no quiso hacer nada por los judíos. FLASH Yo lo que hago es ofrecer al lector una pequeña muestra que hace ver a un Pío XII y una Secretaría de Estado completamente distinta.
También dice que hay documentos que evidencian que Pío XII no fue el “Papa de Hitler”, como algunos lo acusaron. Eugenio Pacelli era buen amigo del presidente de los Estados Unidos.
JOHAN ICKX
Archivero, Secretaría de Estado
¿Qué enseñan los documentos? Una amistad privada entre Roosevelt y Pacelli que existe desde los años 30, cuando el cardenal Pacelli viajó como Secretario de Estado a América.
El libro de Johan Ickx no pretende ser un estudio exhaustivo sobre la responsabilidad del Papa y sus colaboradores durante la guerra. Se trata más bien una recopilación de historias que muestran con toda crudeza la constancia y la impotencia que sintieron Pío XII y sus hombres al intentar salvar vidas mientras los nazis campaban a las puertas del Vaticano.
Javier Romero
