La Semana de oración por la unidad de los cristianos fue una iniciativa que fue cobrando fuerza con el paso de los años.
En 1908 el reverendo protestante Paul Wattson lo organizó por primera vez, aunque en el pasado ya hubo proyectos similares.
Con el paso del tiempo distintas confesiones cristianas se fueron sumando a la iniciativa, entre ellas la Iglesia católica oficialmente en 1968.
En el hemisferio norte se celebra del 18 al 25 enero, desde la antigua fiesta de la Confesión de San Pedro, hasta la fiesta de la conversión de San Pablo.
Desde hace años, en Roma, el Papa la clausura en la basílica de San Pablo Extramuros con líderes cristianos de otras confesiones.
En el hemisferio sur, como la conversión de San Pablo suele caer en vacaciones, se celebra en otro momento, por ejemplo en torno a Pentecostés.
El lema de este año es “Para que todos sean uno”, del evangelio de San Juan.
FRANCISCO
En estos días recemos concordes para que se cumpla el deseo de Jesús: Que todos sean una sola cosa. La unidad, que siempre es superior al conflicto.
Cada año un grupo cristiano distinto se encarga de elaborar los textos que todos reflexionarán.
Este año ha sido la Comunidad Monástica de Grandchamp, en Suiza, formada por religiosas de distintas iglesias cristianas y de fuerte vocación ecuménica.
En el mundo hay 2.400 millones. La mayoría pertenecen a una de las tres grandes ramas: católicos, ortodoxos y protestantes.
Javier Romero