Francisco reflexionó sobre una “sorprendente” reacción de Jesús. Ante un momento de dificultad en el que “ve surgir en su entorno hostilidad y desilusión”, no se deja llevar por el desánimo, “no se queja con el Padre, sino que lo glorifica con un himno de júbilo”.
A partir de ahí el Papa explicó por qué “La oración de alabanza nos ayuda, no sólo cuando nos sentimos felices, sino sobre todo en los momentos difíciles”.
RESUMEN DE LA CATEQUESIS DEL PAPA EN ESPAÑOL:
Queridos hermanos y hermanas:
Hoy meditamos sobre la oración de alabanza. San Mateo nos relata en su Evangelio que la misión de Jesús, a un cierto punto —después de haber realizado sus primeros milagros y haber enviado a sus discípulos para anunciar el Reino de Dios— atraviesa una crisis. Jesús ve surgir en su entorno hostilidad y desilusión.
En medio de esta dificultad, Él no se queja con el Padre, sino que lo glorifica con un himno de júbilo. En su oración, Jesús exulta de alegría, en primer lugar, por lo que Dios es: Él es su Padre y Señor del universo. Su alabanza brota precisamente de su experiencia de sentirse “hijo del Altísimo”. Y también lo alaba porque escoge a los “pequeños”. No se fija en los “sabios” y “prudentes” que, desconfiando de Él, lo rechazan, sino en los “pequeños y sencillos” que están bien dispuestos a acoger su mensaje con un corazón limpio y humilde. Ellos, los pequeños, no se consideran mejores que los demás, son conscientes de sus propios límites y pecados, no tratan de dominar a los otros, sino que, en Dios Padre, se reconocen hermanos de todos.
La oración de alabanza nos ayuda, no sólo cuando nos sentimos felices, sino sobre todo en los momentos difíciles. Lo vemos, por ejemplo, en el “Cántico de las criaturas”, que san Francisco compuso al final de su vida, cuando experimentó la soledad, el fracaso y todo tipo de privaciones.En esa circunstancia, Francisco alaba a Dios por todo, por la creación e incluso por la muerte, a la que con valentía llega a llamar “hermana”.
Saludo cordialmente a los fieles de lengua española. Pidamos al Señor que nos conceda la gracia de ser humildes y de alabarlo en cualquier situación de nuestra vida, también en este tiempo de pandemia, porque sabemos que Él es el amigo fiel que nunca nos abandona y que nos ama sin medida. Que Dios los bendiga.
Javier Romero