Cuando en el año 2003 comenzó la Segunda Guerra del Golfo, la mayoría de los países retiraron a sus embajadores de Bagdad. El Vaticano, que siempre se opuso a la guerra, decidió que el nuncio, el hoy cardenal Fernando Filoni, resistiera los bombardeos americanos en Irak.
CARD. FERNANDO FILONI
Gran Maestre, Orden del Santo Sepulcro
“Haberlo vivido con ellos ha servido para que vean que nosotros no nos marchamos porque haya guerra, no les abandonamos. La Iglesia es solidaria”.
El próximo mes de marzo el Papa viajará a Irak. Allí visitará Mosul, la ciudad que estuvo más de un año bajo control terrorista del ISIS. Todo un desafío a la seguridad.
CARD. FERNANDO FILONI
Gran Maestre, Orden del Santo Sepulcro
“Si hablamos de evitar riesgos, hoy no nos deberíamos mover. Está claro que las autoridades harán todo lo posible para que sea un viaje seguro. Pero creo que, como ha ocurrido en otras ocasiones, serán los propios ciudadanos quienes garantizarán la seguridad. Es algo que va más allá del despliegue policial o la estrategia política”.
Frente a quienes piensan que hubiera sido preferible esperar a un momento de mayor estabilidad en el país, el cardenal Filoni tiene una respuesta clara.
CARD. FERNANDO FILONI
Gran Maestre, Orden del Santo Sepulcro
“No podemos pensar en viajar a este país que, poco a poco trata de encontrar su camino, solo cuando el camino sea tranquilo, sin obstáculos. Está fuera de toda lógica, sobre todo de la lógica de la Iglesia Cristiana. Nosotros estamos con la gente. Si la gente sufre, compartimos el sufrimiento con ellos”.
La presencia del Papa en Irak, en el próximo mes de marzo, facilitará un mayor respeto a las minorías religiosas en el país.
AO