Los investigadores del “Charlotte Lozier Institute” explican por qué vacunas como la de AstraZeneca presentan más problemas morales que la de Pfizer o Moderna. El motivo es que en su producción usan líneas celulares provenientes de fetos abortados.
DRA. GRAZIE POZO CHRISTIE
Charlotte Lozier Institute
“Cuando fueron a probar las vacunas de Pfizer y Moderna, en esa etapa, sí usaron células de fetos abortados. Fue una pequeña parte del desarrollo y producción de la vacuna. Entonces, sí hay ese pequeño problema ético, pero es bastante pequeño comparado con las de Astra Zeneca y Johnson and Johnson que usan las céluas de fetos abortados para la producción constante, la producción de día a día de la vacuna”.
El 14 de diciembre, la Conferencia Episcopal de Estados Unidos señaló ese problema moral aunque afirmó que, en ausencia de alternativa, es lícito vacunarse porque estaba en juego el bien común.
Días después el Vaticano confirmó esta posturaporque quien recibe la vacuna tiene una implicación remota con el aborto. Y no solo eso.
P. CARLO CASALONE
Pontificia Academia para la Vida
“No se practicaron otros abortos para obtener material biológico con el que producir la vacuna. Son abortos realizados hace décadas. Por eso la Congregación para la Doctrina de la Fe dice que, aunque se pueda relacionar la vacuna con el aborto, se trata de una relación remota y material. Remota quiere decir que no produce otros abortos sino que utiliza las líneas celulares ya presentes en los laboratorios. Relación material quiere decir que recibir la vacuna no “comparte” la intención de quien realizó el aborto”.
Al mismo tiempo, el Vaticano llamó a la responsabilidad de empresas farmacéuticas y gobiernos para que no sigan produciendo medicinas con ese material.
Grazie Pozo Christie, del Charlotte Lozier Institute, explica el motivo detrás de la producción de vacunas con líneas celulares de fetos abortados. Es más económico.
GRAZIE CHRISTIE
Charlotte Lozier Institute
“Puede que para Astra Zeneca u otras compañías farmacéuticas sea más barato o más simple usar cosas que tienen a la mano que ir a buscar otras células. Pero algunas de las vacunas que se están produciendo, la mayoría, están usando células que no son de fetos abortados para su producción. Si no hay la posibilidad de elegir hay que tomar la vacuna que se nos ofrece y no hay problema ético como paciente. Ahora, lo que sí quisiera decir es que deberíamos pedirles a las compañías farmacéuticas que en este contexto usen formas lícitas, morales y éticas, para hacer sus investigaciones. Porque como consumidores tenemos ese poder”.
El informe de la Charlotte Lozier Institute fue utilizado por el Vaticano para elaborar una guía ética de 20 puntos sobre cómo gestionar la pandemia actual. Su trabajo consistía en una exposición de qué empresas habían usado o no líneas celulares de fetos abortados y de qué modo. Esto sirvió para diferenciar la responsabilidad moral detrás de unas vacunas a otras.
Javier Romero