El Papa Francisco ha dado un paso más en la reforma de la gestión de las finanzas Vaticanas. Con este nuevo documento se confirma oficialmente que los fondos y otros bienes de la Secretaría de Estado dependerán del APSA, la organización encargada de administrar el patrimonio de la Sede Apostólica. Esta, a su vez, será controlada por la Secretaría para la Economía.
La ley entrará en vigor el 1 de enero, aunque la Secretaría de Estado tiene hasta febrero para ingresar su liquidez en una cuenta indicada por el APSA.
De este modo se delimita el cuadro de responsabilidades de cada organismo. Se centraliza todo en el APSA para facilitar el control de los movimientos económicos. También se aclara que se podrá recurrir a los fondos que están a disposición del Papa solo cuando él lo permita. Así se impide que otros puedan usarlos sin consultar al pontífice.
La reforma también afecta a organismos dedicados a la caridad, como el Óbolo de San Pedro, que pasará a depender del APSA y la Secretaría para la Economía.
Javier Romero