El martes Francisco no tenía encuentros públicos en su agenda, pero tuvo una mañana ajetreada.
Todavía no había salido el sol cuando llegó a la Piazza di Spagna, en pleno centro de Roma, para rezar ante la famosa escultura de la Virgen María.
Luego, celebró una misa en la basílica de Santa María la Mayor.
La tercera sorpresa fue esta parada antes de entrar en territorio vaticano. Francisco quiso dar las gracias a estos dos militares que vigilan los muros vaticanos.
La escena insólita fue el saludo al militar con la metralleta.
Como regalo, les llevó unas galletas, que sin duda agradecieron estos dos soldados que vigilan en plena calle los alrededores del Vaticano.