El peligroso camino de pensar que cuando un ser humano deja de ser productivo es inútil

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29/11/2020
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En los últimos tiempos el debate sobre la defensa de la vida ha marcado la política y el debate internacional. A pesar de estar protegida en la Declaración Universal de los Derechos Humanos, donde se establece que: 

“Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos y, dotados como están de razón y conciencia, deben comportarse fraternalmente los unos con los otros”.

(Artículo 1, Declaración Universal de los Derechos Humanos)

FRANCISCO
“Los ataques a la dignidad y a la vida de las personas continúan por desgracia también en nuestra época, que es la época de los derechos humanos universales. Es más, estamos ante nuevas amenazas y nuevas esclavitudes, y no siempre las legislaciones protegen la vida humana más débil y vulnerable”

Para el cristianismo la defensa de la vida no es una simple cuestión relacionada a la fe. El Profesor de filosofía Luigi Maria Epicoco dice que “el evangelio ilumina el razonamiento válido, no sólo para aquellos que tienen el don de la fe”.

LUIGI MARIA EPICOCO
Profesor, Pontificia Universidad Lateranense
“Es difícil de hacer entender a una sociedad que ya no se construye alrededor de las personas y las relaciones, sino por la utilidad. Esto lleva a que la vida humana no sea juzgada por sí misma sino por lo que produce. Es peligrosos pensar que cuando un ser humano deja de ser productivo es inútil y por lo tanto es posible descartarlo”.

Recuerda que para Jesús, una persona vale por el simple hecho de ser, de existir. Alerta que si la sociedad se olvida de reconocer la dignidad de cada persona, se corre el riesgo de perder el sentido de la humanidad y se pasaría a ser otra cosa.

LUIGI MARIA EPICOCO
Profesor, Pontificia Universidad Lateranense
“El cristianismo da testimonio de lo contrario. Pero no porque quiera aportar una visión fundamentalista y religiosa, sino porque quiere poner en el centro la dignidad de la persona. Siempre, con o sin fe. Y si volviéramos a poner a la persona en el centro no habría contrastes. Porque los contrastes sólo se pueden hacer frente a la razón, para no cruzar eslóganes. Ahora parece que la política y una cierta cultura chocan sobre eslóganes y no sobre la razón”.

Dice que la clave está en promover un verdadero pensamiento, cuyo razonamiento lleve a encontrar puntos en común para redescubrir la importancia de la dignidad en los tiempos actuales.

Daniel Díaz Vizzi

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