En Borgo Pio, a pocos pasos del Vaticano, está ubicado esta tienda: Mancinelli Clero. Su propietario es Raniero Mancinelli, tiene casi seis décadas en el oficio de la sastrería. Dice que su formación salesiana ha sido una pieza clave para su trabajo.
RANIERO MANCINELLI
Sastre
“Humildad y bajar la cabeza al trabajar, eso es lo que he buscado yo. Y he sido bendecido ya que comencé a trabajar para un simple sacerdote y poco a poco llegué al Papa. Servir a tres Papas es algo grande. Muchas veces algún periodista me pregunta: ¿Ahora a quién desea vestir? Y le digo: Ya a nadie, ya que después del Papa no hay nadie, solo Dios”.
Y es que sus creaciones han sido utilizadas por los últimos tres Pontífices. En especial, con el Papa emérito le une una larga amistad que nació ya cuando Joseph Ratzinger era cardenal.
RANIERO MANCINELLI
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'Primero venía su hermana, una mujer muy humilde. Me impactaba la humildad de esta mujer, entraba en el negocio con mucha timidez, no quería fastidiar. Cuando fue elegido Benedicto, fui a tomarle las medidas a los dos, tres días. Para mí fue algo grande'.
Antes tuvo una especial amistad con Juan Pablo II, gracias a un amigo cardenal, mano derecha del Papa. Bromea porque dice que llegó a comer sus mismas galletas.
RANIERO MANCINELLI
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'No me decía nada, me invitaba a desayunar y después me preguntaba: '¿Qué tal el desayuno?' Yo le agradecía la invitación. Y él decía: '¿Pero sabes qué estás comiendo?' Lógico, capuchino y galletas. 'Esas son las galletas de Su Santidad Juan Pablo II.'”
A su taller acuden sacerdotes, obispos y cardenales. Le reconocen por la calidad de sus productos, en especial las sotanas que hace a mano desde su juventud.
RANIERO MANCINELLI
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“He hecho sotanas para muchos sacerdotes. Otra cosa son las vestiduras litúrgicas, las hacemos con la misma calidad y algunas veces nos ayudamos con las nuevas tecnología. En cambio las sotanas las hago a mano”.
Sus sotanas, casullas, mitras, solideos y demás ornamentos litúrgicos han sido utilizados en todo el mundo. Actualmente lleva la empresa junto a su familia.
RANIERO MANCINELLI
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“Obispos y cardenales que vienen a Roma por cualquier gestión o para encontrar al Papa vienen aquí y dicen: 'Vengo a saludarte'. Pienso que no es cualquier cosa, a mí me da mucha alegría”.
Una alegría fruto de su trabajo desde 1962. 58 años más tarde Raniero Mancinelli dice que aunque los tiempos han cambiado, y los ornamentos litúrgicos también, la mejor recompensa siempre es hacer un trabajo de calidad que deje una gran recompensa moral.
Daniel Díaz Vizzi