Al comenzar la audiencia general el Papa hizo dos comentarios. Uno para recordar que, por desgracia, a causa del coronavirus no se acercaría a los peregrinos para mostrarles su afecto. El otro aviso fue una reflexión que le vino a la cabeza al ver cómo una madre tranquilizaba a su bebé dándole el pecho. Dijo que esa era la imagen de Dios que cuida de cada uno.
FRANCESCO
Nunca silenciéis a un bebé que llora en la iglesia. Nunca. Porque es la voz que atrae la ternura de Dios. Gracias por tu testimonio.
A continuación Francisco retomó la catequesis sobre la oración. Explicó que no es un calmante para el ansia y que tampoco puede rezar quien odia o quien simplemente repite palabras.
FRANCISCO
El peor servicio que se pueda realizar a Dios y al hombre es rezar de modo cansado, rutinario. Rezar como loros. Bla bla bla bla... no. Se reza con el corazón. La oración es el centro de la vida. Si hay oración, el hermano, la hermana, se convertirán en importantes. Es más, también los enemigos.
El Papa dijo que hay una oración mentirosa. La de quien piensa que es un buen cristiano porque reza cuando en realidad le falta una cosa: preocuparse del prójimo.
FRANCISCO
Si rezas muchos rosarios al día pero hablas mal de los demás y tienes rencor, odio, contra otros, entonces lo tuyo es artificial. No es verdad. No es consistente.
De este modo Francisco concluyó su catequesis sobre la oración. Insistió en que para aprender a rezar se tomasen los salmos como inspiración y recordó que octubre es el mes misionero por excelencia. Por eso invitó a los cristianos a ser valientes y anunciar con palabras y obras el Evangelio.
Javier Romero