La Comunidad de San Egidio organizó este encuentro interreligioso para rezar por la paz en el mundo. El lema era “Nadie se salva solo. Paz y Fraternidad”. Representantes de cada religión rezaron a la vez pero cada uno por su cuenta, en varios lugares cercanos. Los judíos en la sinagoga de Roma, y musulmanes y budistas en salones de los Museos Capitolinos.
El Papa y el Patriarca Ecuménico de Constantinopla, Bartolomé I, entraron juntos en la basílica de Santa Maria in Aracoeli. Les acompañó el obispo Heinrich Bedford-Strohm, presidente del Consejo de la Iglesia evangélica de Alemania.
Tras la lectura de un paso del Evangelio, el Papa recordó que Jesús también sufrió la tentación de apartarse del sufrimiento de la Cruz.
FRANCISCO
Es un instinto muy humano, pero malvado y es el último desafío lanzado al Dios crucificado.
El Patriarca Bartolomé se ocupó de leer las peticiones de oración.
“Dirigimos a Dios nuestros ojos y nuestro corazón mientras recordamos a todos los países y regiones del mundo heridas por la violencia de la guerra, del terrorismo”.
A medida que se leían las intenciones se iba encendiendo una vela ante el altar.
“Por la reconciliación en Burundi”.
Después de rezar el Padrenuestro, el Patriarca Bartolomé, el arzobispo anglicano Ian Ernest y el Papa Francisco impartieron una bendición y marcharon hacia la Piazza del Campidoglio, donde se reunirían con el resto de representantes.
Allí les recibió el presidente de Italia, Sergio Mattarella. También, la alcaldesa de Roma, Virginia Raggi. Fue el momento de intercambiar afectuosos saludos con representantes budistas, judíos, sijs, hindúes y musulmanes.
El ambiente era muy distendido e incluso el patriarca bromeó ante un pequeño inconveniente.
“Estoy esperando mi texto”.
El Papa Francisco recordó que los líderes religiosos y todos los creyentes deben rezar insistentemente por el fin de las guerras.
FRANCISCO
Quienes empuñan la espada, quizás creyendo que resolverán rápidamente situaciones difíciles, experimentarán muerte de espada sobre ellos mismos, sobre sus seres queridos, sobre sus países.
Señaló que este acto demostraba de que las religiones están al servicio de la paz y la fraternidad.
FRANCISCO
Estamos juntos esta tarde, como personas de diferentes tradiciones religiosas, para comunicar un mensaje de paz. Esto muestra claramente que las religiones no quieren la guerra, al contrario, desenmascaran a quienes sacralizan la violencia.
Al terminar sus discursos, los líderes religiosos guardaron un minuto en silencio por las víctimas de todas las guerras y también del coronavirus.
El encuentro finalizó con un llamamiento conjunto para construir una sociedad más solidaria y capaz de dialogar, que pueda afrontar los desafíos del presente. Cada líder dejó su firma para testimoniarlo como punto final del encuentro.
CT
JRB-JMB