La Santa Sede renovará su acuerdo marco con China suscrito en 2018. Vence el 22 de octubre y el Vaticano anuncia que extenderá su vigencia pese a cualquier reticencia.
En los últimos días el gobierno de Estados Unidos se manifestó en contra de esta renovación. El Secretario de Estado, Mike Pompeo, llegó a asegurar incluso que el Vaticano ponía en juego su autoridad moral renovando este pacto.
Pero la Santa Sede insiste en que este acercamiento con China no tiene nada que ver con la política. Ni siquiera con la diplomacia. No redefine el estatus jurídico de la Iglesia en China ni tampoco las relaciones del clero con las autoridades del país.
El Vaticano recuerda que el acuerdo “se refiere exclusivamente al proceso de nombramiento de obispos, una cuestión esencial para la vida de la Iglesia y para la comunión de los pastores de la Iglesia Católica China con el obispo de Roma y los obispos del mundo”.
En resumen, el objetivo del acuerdo es exclusivamente pastoral y en estos dos años se han podido ver alguno de sus frutos como el nombramiento de 5 obispos en comunión con Roma o esto…
...dos obispos de China continental participando en un sínodo junto al Papa. Pequeños pasos en una carrera que el Vaticano sabe que será de fondo y no de velocidad.
En palabras del cardenal Pietro Parolin, prolongar este pacto servirá para “verificar su utilidad para la Iglesia en China”. Por eso, en unos días, una delegación del Vaticano viajará a Pekín para firmar la renovación del Acuerdo Provisional.