Cada 23 de septiembre se recuerda el testimonio del Padre Pio, un fraile franciscano que se dedicó sobre todo a la confesión. Al punto de que en ocasiones llegó a pasar hasta 14 horas al día en el confesionario.
En 2016, el Papa Francisco quiso que sus restos estuvieran expuestos en San Pedro durante el Jubileo de la Misericordia, como ejemplo de disponibilidad para todos los sacerdotes del mundo. También visitó el convento donde vivió el santo.
FRANCISCO
17/03/2018
Al mismo tiempo, considerando su incondicional lealtad a la Iglesia, daréis testimonio de comunión, porque solo la comunión – o sea el estar siempre unidos, en paz entre nosotros – edifica y construye. Un país que discute todos los días no crece, no se construye, asusta a la gente.
A los 15 años decidió hacerse capuchino. Desde allí inició un largo camino espiritual en el que experimentó el dolor de Jesús en la Cruz.
Benedicto XVI explicó el significado de los estigmas que sufrió el santo. Dijo que “Dios no anula nunca lo humano, sino que lo transforma con su Espíritu y lo orienta al servicio de su designio de salvación”.
BENEDICTO XVI
21/06/2009
Como sucedió con Jesús, el padre Pío tuvo que librar la verdadera lucha, el combate radical, no contra enemigos terrenos, sino contra el espíritu del mal. Las “tempestades” más fuertes que lo amenazaban eran los asaltos del diablo, de los cuales se defendió con la armadura de Dios.
Las heridas místicas relacionadas a la Pasión de Cristo aparecieron en sus manos y pies, también en su costado y hombro. Al ocurrir este hecho desprendía un olor a flores.
Debido a su fama de gran santidad, miles de personas acudían hasta San Giovanni Rotondo para conocerle, confesarse y asistir a sus misas. Actualmente su devoción está regada por todo el mundo, especialmente en Italia.
Daniel Díaz Vizzi