El 25 de septiembre de 2015, por quinta vez en la historia un Papa entró en el gran edificio de cristal de las Naciones Unidas en Nueva York.
Francisco se reunió allí con el entonces secretario general Ban Ki-moon, en su despacho oficial en uno de los pisos más alto del rascacielos.
Mientras tanto, líderes de todo el mundo se iban acomodando en el sala de la Asamblea General.
No sólo había jefes de Estado y de gobierno. También personalidades como Bill y Melinda Gates; la premio nobel por la paz, Malala; y el actor Daniel Craig.
Cuando entró el Papa Francisco, se hizo silencio y muchos se pusieron en pie para recibirlo.
BAN KI-MOON
“Es un honor para nosotros ser sus anfitriones durante esta histórica visita”.
Francisco pronunció un discurso marcadamente social con tono sereno. Denunció el abuso del medio ambiente y la marginación de los pobres.
FRANCISCO
“El abuso y la destrucción del medioambiente, al mismo tiempo, van acompañados por un imparable proceso de exclusión. Un afán egoísta e ilimitado de poder y de bienestar material lleva tanto a abusar de los recursos materiales disponibles como a excluir a los débiles”.
Explicó que para resolver estos dramas, la humanidad debe reconocer que no es dueña absoluta de la naturaleza, respetarla como es y aceptar sus consecuencias.
FRANCISCO
“La defensa del ambiente y la lucha contra la exclusión exigen el reconocimiento de una ley moral inscrita en la propia naturaleza humana, que comprende la distinción natural entre hombre y mujer y el absoluto respeto de la vida en todas sus etapas y dimensiones”.
El Papa pidió medidas para contribuir al desarrollo sustentable de los pueblos más pobres, y denunció la proliferación nuclear y la carrera armamentista,
FRANCISCO
“Una ética y un derecho basados en la amenaza de destrucción mutua –y posiblemente de toda la humanidad– son contradictorios y constituyen un fraude a toda la construcción de las Naciones Unidas, que pasarían a ser «Naciones unidas por el miedo y la desconfianza»”.
El Papa se despidió pidiendo que el respeto de la diversidad ayude a tomar lo mejor de cada pueblo para construir juntos un mundo mejor. Un mensaje que saludaron con un largo aplauso.
Ya fuera del gran salón, para despedir al Papa, un coro internacional le regaló una conocida nana argentina titulada “Duerme negrito”.
Javier Martínez-Brocal