De esta manera queda acreditado el nuevo embajador de Irak ante la Santa Sede, Rahman Farhan Abdullah Al-Ameri.
“Le agradezco a Su Santidad el aceptarme como Embajador ante la Santa Sede”.
En medio de este cordial encuentro, en el Palacio Apostólico, el nuevo embajador le obsequió al Papa un grabado con la ciudad de Ur, históricamente relacionada con el lugar de nacimiento de Abraham.
“Un regalo para Usted, Santo Padre...”
“Gracias, se lo agradezco...”
“Esto me ha tocado el corazón...”
“Nosotros como iraquíes queremos protegerla...”
Mientras que Francisco le entregó una copia de los grandes textos de su pontificado, entre ellos el documento sobre la fraternidad humana firmado en Abu Dabi.
“También están traducidos en árabe”.
Comúnmente el Papa regala rosarios a los embajadores que presentan sus cartas credenciales, pero en esta oportunidad por tratarse de un país árabe tuvo un gesto especial.
“Y esta es la medalla del octavo aniversario de pontificado”.
“Gracias”.
El encuentro terminó con una reunión privada en el despacho del Papa, en la que conversaron de variados temas de interés y de las relaciones que unen a ambos estados desde 1966.