El Papa se ha reunido con miembros de un proyecto europeo que recopila historias de emigrantes para humanizar la crisis.
Lo forman alcaldes de ciudades fronterizas, las primeras a las que llegan buscando ayuda.
TOTÓ MARTELLO
Alcalde de Lampedusa
“Santidad, estamos aquí hoy ante usted con los ojos y el corazón llenos de emoción y esperanza. Son los mismos sentimientos que hemos visto en los rostros de los migrantes, de los seres humanos, que han llegado a nuestra puerta”.
Ante ellos, el Papa ha llamado luchar contra la indiferencia, porque es inaceptable que quien se lanza al mar en busca de una nueva esperanza muera sin recibir ayuda.
También les ha pedido creatividad para buscar nuevos modos de ayudar a los migrantes.
FRANCISCO
“(Las fronteras) pueden convertirse en lugares donde se experimenten modelos para superar las dificultades que los recién llegados suponen para las comunidades locales”.
Como recuerdo, entregaron al Papa este simbólico crucifijo.
“Está hecho con el mástil de un barco, y Jesús es la quilla, que sostiene todo el barco. Si la quilla se rompe, el barco se va al fondo. Por eso, Cristo fue hecho con la quilla, para dar más sentido a un barco que se sostiene por la quilla”.
El proyecto se llama “Snapshots from the Borders”, algo así como “Voces y experiencias de las fronteras”.
Una de sus propuestas es que cada 3 de octubre sea el “Día de la Memoria y la Bienvenida', en recuerdo del naufragio de un barco con 500 migrantes en las costas de Lampedusa. Sólo 155 pudieron salvarse.
Javier Martínez-Brocal