Hace décadas existían pocas ONG. La ayuda a los migrantes dependía de personas como el obispo Giovanni Battista Scalabrini.
A finales del siglo XIX este italiano se movilizó para involucrar a los gobiernos en la acogida e integración de los migrantes. Por aquel entonces, oleadas de europeos dejaban su tierra para buscar fortuna por toda América.
P. LEONIR CHIARELLO
Superior General, Scalabrinianos
“Involucró al gobierno italiano, fue a visitar a los migrantes en Brasil, motivando a la Iglesia local para que recibiera a los migrantes, también al gobierno local. Y cuando fue a Estados Unidos, visitó en Nueva York a los migrantes, visitó sus parroquias, a los obispos y fue a Washington a ver al presidente Roosevelt para exigir que el país implementara leyes y programas de protección”.
Giovanni Battista Scalabrini fundó hasta tres instituciones para ayudar a migrantes, entre ellas, los Misioneros de San Carlo Borromeo, conocidos como “scalabrinianos”. Actualmente son unos 600 sacerdotes presentes en más de 30 países. Están en las principales rutas utilizadas por los migrantes y refugiados, promoviendo iniciativas para integrarlos. El superior general, el padre Leonir Chiarello es descendiente de migrantes italianos en Brasil.
P. LEONIR CHIARELLO
Superior General, Scalabrinianos
“Nuestro fundador veía que la migración es un fenómeno estructural y no circunstancial: muchos en esa época decían: 'La migración italiana pasará, es un fenómeno muy rápido'. Sabemos que la migración es un fenómeno estructural, pero hay cambios muy rápidos en algunos flujos migratorios, como lo que está pasando en Venezuela. También es suficiente que haya un cambio político para provocar movimientos masivos de migrantes. Por eso nosotros prestamos atención a lo que sucede”.
Hoy en día, estar atentos a lo que sucede en el mundo, significa prepararse para los daños colaterales de la pandemia. La ONU estima que “unos 25 países” se enfrentarán a “niveles devastadores de hambre durante los próximos meses” a causa del coronavirus. También se estima que empeore la situación de migrantes y refugiados que ya vivían de modo precario.
Por eso en parroquias como esta de Roma ellos reparten alimentos y ropa a los migrantes latinoamericanos en necesidad.
Es la razón por la que el padre Leonir Chiarello explica que la misión de los scalabrinianos sigue y seguirá siendo la misma que hace más de 100 años, cuando fueron fundados por un obispo adelantado a su tiempo.
Javier Romero