En julio se han cumplido 5 años del viaje del Papa a Bolivia, el país más pobre de América Latina.
Francisco aterrizó en uno de los aeropuertos más curiosos del mundo, el de “El Alto”, que está a 4.000 metros de altura.
Allí le esperaba Evo Morales, que le regaló una chuspa, el bolso que los indígenas utilizan para guardar las hojas de coca.
El entonces presidente no se fue por las ramas.
EVO MORALES
“Usted ha llegado a una tierra de paz que busca justicia. Bienvenido a una parte de la patria grande a la que se le ha mutilado su derecho al acceso al mar mediante una invasión”.
El Papa también dejó claro que no venía con intenciones políticas y pidió transparencia institucional.
FRANCISCO
“Como huésped y peregrino, vengo para confirmar la fe de los creyentes en Cristo resucitado”.
“Además de la transparencia institucional, la cohesión social requiere un esfuerzo en la educación de los ciudadanos”.
De camino hacia la capital, el Papa detuvo el papamóvil en el lugar donde fue encontrado el cuerpo sin vida del jesuita español Luis Espinal, asesinado por paramilitares en marzo de 1980.
En su residencia, Evo Morales también jugó con el intercambio de regalos. Primero condecoró al Papa sin avisarlo, algo que el protocolo del Vaticano pide evitar. Algo que desconcertó al Papa.
Luego, regaló al Papa un Cristo crucificado en una hoz y un martillo.
Ese mismo día, Francisco se trasladó hasta Santa Cruz, donde la mañana siguiente celebró una misa multitudinaria.
FRANCISCO
“Jesús nunca se saltea la dignidad de nadie, por más apariencia de no tener nada para aportar o compartir”.
En esta ciudad se reunió con representantes de movimientos populares para debatir problemas sociales como la falta de trabajo, de tierras y de casa.
FRANCISCO
“Los seres humanos y la naturaleza no deben estar al servicio del dinero. Digamos no a una economía de exclusión e inequidad donde el dinero reina en lugar de servir. Esa economía mata. Esa economía excluye. Esa economía destruye la Madre Tierra”.
El momento más tierno de su viaje fue la visita a la cárcel de Palmasola, la más grande del país y una de las más violentas del mundo.
Alberga a más de 2800 presos y acoge a las familias de algunos reclusos.
“Antes de todo quiero pedir perdón a los que fueron dañados por causa mía”.
FRANCISCO
“No tengan miedo a ayudarse entre ustedes. El demonio busca la rivalidad, la división, los bandos. Luchen por salir adelante”.
Al Papa le conmovieron estas dos niñas que le acompañaron durante todo su discurso.
Francisco se despidió de Bolivia en el aeropuerto de Viru Viru, en Santa Cruz.
Evo Morales lo acompañó hasta la escalerilla y le entregó un nuevo regalo, aparentemente menos controvertido.
Javier Martínez-Brocal
