Después de que saltaran todas las alarmas y la preocupación se prolongase durante horas, el Vaticano finalmente ha salido al paso de las declaraciones del biógrafo del Papa Emérito, Peter Seewald, en las que aseguraba que Benedicto XVI está gravemente enfermo y extremadamente frágil.
El portavoz de la Santa Sede, Matteo Bruni, haciéndose eco de las palabras de monseñor Georg Gänswein, el secretario personal de Benedicto XVI, informa de que “las condiciones de salud del Papa Emérito no representan particular preocupación”.
El Pontífice Emérito padecería desde hace algunas semanas una molesta infección que ha atacado especialmente la piel de su rostro y que, además de dolor, le provoca picor y fiebre. Por ello, estaría siendo tratado con una importante dosis de antibióticos.
El Vaticano señala que el estado de Benedicto XVI responde a “la salud de un anciano de 93 años que está superando la fase más aguda de una enfermedad dolorosa, pero no grave”.
Seewald visitó al Papa Emérito para presentarle la biografía que ha elaborado sobre él. Después de dicho encuentro, declaró a un periódico alemán que Benedicto XVI se encontraba gravemente enfermo, que su voz era casi imperceptible y que estaba extremadamente frágil, aunque conservaba el buen ánimo.
Según Seewald, Benedicto XVI además ya habría redactado su testamento y escogido el lugar donde desea ser enterrado en la basílica de San Pedro. Sobre esta cuestión el Vaticano no se ha pronunciado.
AC