Álvaro tiene discapacidad intelectual pero eso no le impidió ser hacer el Camino de Santiago tras su reapertura a causa de la pandemia.
Lo hizo junto a su padre, Ildefonso y su amigo Paco. Recorrieron toda la Península Ibérica en coche y se detuvieron en Sarria, 100 kilómetros antes de la meta.
Dicen que fue toda una experiencia. Caminaron, rezaron e hicieron planes de futuro: invitar al Papa a almorzar.
Álvaro: Papa Francisco...
Ildefonso: ¿Qué le vas a decir al Papa Francisco? ¿Que venga a qué?... A comer. ¿A dónde?
Álvaro: A casa
Compartieron su aventura en las redes y sus vídeos y directos fueron un rotundo éxito mediático. De hecho aprovecharon la ocasión para lanzar una campaña de recogida de fondos para el Cottolengo de Málaga, su ciudad.
En la última etapa del Camino tenían los nervios a flor de piel.
Ildefonso: Pues estamos entrando... nos queda
Álvaro: (grita de alegría)
Ildefonso: … poco más de un kilómetro
Señora: ¡Ya llegamos!
No pudieron abrazar la imagen del Apóstol Santiago, como es tradición. Las medidas anticovid-19 limitaron mucho el aforo de la catedral. Sin embargo, se tomaron con deportividad el contratiempo.
Ildefonso: “Nosotros ahora nos vamos a duchar y a hacer la otra parte de la peregrinación que es hincharnos a comer pulpo ¿Tú vas a comer mucho pulpo?”.
Álvaro: “¡Sí!”.
El Camino de Santiago ha sido una profunda experiencia de fe para ellos pero no solo eso. Para Ildefonso ha sido la oportunidad de compartir la alegría de su hijo y conocerlo mejor.
Para Álvaro, hacer el Camino de Santiago era un sueño por cumplir. Ahora toca ir a por el próximo: conocer al Papa.
Ya lo han hecho, al menos por escrito. Francisco en persona le escribió esta carta a los pocos días de concluir la peregrinación. En ella le agradeció la alegría y la esperanza que difundió con su viaje. Dijo que Álvaro ha mostrado que no hay que tener miedo y que nunca se camina solo porque Dios no abandona.
Javier Romero