Una de las ciudades más afectadas por la pandemia es Madrid. Allí, el Arzobispado ha levantado un lugar para aquellos que no tengan dinero para sepultar a sus familiares fallecidos por la pandemia.
NELSON NÁJERA
Capellán, Cementerio San Justo
“El arzobispado tiene, como todos los sacerdotes tienen la necesidad de responder a estas necesidades mismas de sus feligreses. El arzobispado viendo esta necesidad abrió este túmulo del recuerdo en donde se van a depositar alrededor de 1.900 cenizas que (sus familiares) no tengan donde depositarlas. Esta es una manera de decir: Hay un lugar”.
En solo 15 días, prácticamente en tiempo récord, la Fundación Sacramental de San Justo habilitó el ‘Túmulo del Recuerdo’. Cuenta con una planta exagonal y 2,5 metros de altura.
FRANCISCO BELMONTE
Adjunto, Dirección de la Sacramental San Justo
“Recibimos una llamada de la Archidiócesis de Madrid en la que nos pedían que habilitáramos un espacio donde poder albergar las urnas funerarias de estas familias que se habían visto doblemente afectadas, por la crisis sanitaria y por la economía, y que contaban en su poder con las cenizas de sus seres queridos y no tenían ni la opción ni la posibilidad de enterrarlos”.
La estructura está recubierta de mármol, un material que encontrar en plena crisis fue todo un reto, y será recubierta por un baldaquino.
LICINIO RIVERO
Arquitecto de la Sacramental San Justo
“Un baldaquino es una estructura que aloja en su interior un altar o una sepultura, por lo cual perfecto. De tal manera que aunque no cubre el interior desde todos los puntos de vista cuando lo ves tiene una silueta clarísima de templo”.
El ‘Túmulo del Recuerdo’ ya está habilitado. Fue bendecido por el propio cardenal Carlos Osoro. Y representa una muestra más de la cercanía de la Iglesia madrileña en medio del dolor y la crisis generada por el coronavirus.
Daniel Díaz Vizzi