Cuando Benedicto XVI clausuró en 2010 el Año Sacerdotal, el cardenal Antonio Cañizares le propuso que incluyera en el calendario litúrgico una fiesta que ayudase a los católicos a reflexionar y a rezar por los sacerdotes.
El entonces Papa aceptó y desde 2012, las conferencias episcopales que lo solicitan pueden celebrar cada año la fiesta de Cristo Sacerdote el jueves después de Pentecostés.
Era una devoción que promovieron mucho los fundadores de la Congregación de las Oblatas, el obispo español Jose María García Lahiguera y la Madre Maria del Carmen Hidalgo de Caviedes.
MADRE TERESA O.C.S.
Superiora, Oblatas de Cristo Sacerdote
“Porque vislumbraban eso, ‘¡cuánto bien haría a los sacerdotes celebrar esta fiesta!’ Un día en el que se contemplan al espejo de Cristo sacerdote y contemplan cómo ser sacerdotes en Jesucristo, contemplan su entrega, su amor sacerdotal, en la liturgia, en la Palabra de Dios. Esos días se nos pone delante la esencia del sacerdocio”.
La fiesta ya se celebra cada año en trece conferencias episcopales y también en la basílica vaticana.
En los lugares donde está la Congregación de las Hermanas Oblatas de Cristo Sacerdote, se celebran con grandes encuentros de sacerdotes de toda la diócesis. Una fiesta para que ellos recuerden la profundidad de su misión, y también para que renueven su entrega, y para darles las gracias.
Precisamente, hace pocos días el Papa hizo pública una carta que ha escrito a los sacerdotes de Roma, para ayudarles en esta fase delicada tras la pandemia.
Javier Martínez-Brocal