En la audiencia general, el Papa ha reflexionado sobre cómo rezaba Abrahán.
“Abrahán escuchó la voz del Señor, creyó en su palabra e hizo lo que le ordenó. Con su respuesta obediente al Señor, es modelo del que cree y sigue con fe la voluntad de Dios, incluso cuando esa voluntad se revela difícil, incomprensible y dramática, como cuando Dios le pidió sacrificar a su hijo Isaac”, destacó el Papa.
Por otro lado, el Papa destacó que “el Dios de Abrahán no es un Dios lejano, que se manifiesta en los fenómenos cósmicos y causa temor; sino que es un Dios cercano, familiar, providente, que sale al encuentro del hombre y lo visita; se hace compañero de camino y guía en todo momento. Por eso, el modo de rezar de Abrahán era también con acciones, erigiendo altares que recordaban el continuo paso del Señor en su vida, signo de la cercanía y familiaridad que tenía con Dios”.
CATEQUESIS DEL PAPA EN ESPAÑOL
Queridos hermanos y hermanas,
Hoy reflexionamos sobre la figura y la vocación del patriarca Abrahán, a quien Dios le habló y le pidió que abandonara su patria y su familia, con la promesa de darle una tierra nueva y una descendencia numerosa.
Abrahán escuchó la voz del Señor, creyó en su palabra e hizo lo que le ordenó. Con su respuesta obediente al Señor, Abrahán es modelo del que cree y sigue con fe la voluntad de Dios, incluso cuando esa voluntad se revela difícil y, en muchos casos, incomprensible y dramática, como cuando Dios le pidió sacrificar a su hijo Isaac.
Por su fidelidad a la promesa de Dios y la nueva manera de entender su relación con Él, Abrahán está presente en las tres grandes tradiciones espirituales: la judía, la cristiana y la musulmana que lo consideran como padre en la fe, atento y obediente a la voluntad de Dios.
El libro del Génesis nos revela que Abrahán vivía la oración en continua fidelidad a la Palabra que el Señor le dirigía constantemente en su vida.
El Dios de Abrahán no es un Dios lejano, que se manifiesta en los fenómenos cósmicos y causa temor; sino que es un Dios cercano, familiar, providente, que sale al encuentro del hombre y lo visita ―como los tres misteriosos huéspedes que Abrahán acogió en su tienda―; se hace compañero de camino y guía en todo momento.
Por eso, el modo de rezar de Abrahán era también con acciones, erigiendo altares que recordaban el continuo paso del Señor en su vida, signo de la cercanía y familiaridad que tenía con Dios.
Saludo cordialmente a los fieles de lengua española que siguen esta catequesis a través de los medios de comunicación social.
Pidamos al Señor que nos conceda aprender a orar con la misma fe de Abrahán, que seamos dóciles y disponibles a acoger su voluntad y a ponerla en práctica, como hijos e hijas que confían en su providencia paterna. Que Dios los bendiga.