Han pasado nueve años desde que Floribeth Mora fuera declarada incurable por los médicos. El aneurisma cerebral que padecía, tras realizar todo tipo de pruebas, no tenía curación y le daban unas semanas de vida.
Médicos de Costa Rica y de Italia certificaron que su curación no tuvo explicación médica. Fue la invocación al Beato Juan Pablo II el hecho que cambió el curso de su historia.
FLORIBETH MORA
“Y yo me levanté de la cama y solo dije: ‘Sí, Señor’. Y desde ese día hasta hoy estoy en pie para la honra y gloria de Dios”.
En el caso de Marie Simon Pierre, una religiosa francesa que sufría un Parkinson avanzado, todo empezó en el año 2005, semanas después de la muerte de Juan Pablo II.
Ella tenía los mismos síntomas que el Papa en sus últimos días. El cuerpo no le respondía, aun siendo mucho más joven. Hoy día camina y se mueve a la perfección, tras el respaldo de toda su comunidad, que pidió ayuda al recién fallecido Papa.
MARIE SIMON PIERRE
“Era algo maravilloso, algo extraordinario. Al terminar la Misa estaba convencida de que había sido curada”.
Estas dos mujeres, de Costa Rica y Francia, están hoy perfectamente sanas y vivirán con una alegría especial el primer centenario del nacimiento de San Juan Pablo II, el 18 de mayo de 1920.
El Papa Francisco tiene previsto celebrar una Misa en la capilla de la basílica de San Pedro donde está enterrado, el próximo lunes.
Los testimonios de Floribeth y de Marie Simon-Pierre, junto al postulador de la causa y otras personas que han recibido dones de San Juan Pablo II se recogen en un documental que Rome Reports lanzará en las próximas semanas.
