El Papa inició una serie de catequesis dedicadas a meditar el tema de la oración. La definió como “alimento de la fe y también su expresión”.
Dijo que la oración “es como un grito que sale del corazón del que cree y espera sólo en Dios”. Puso como ejemplo el episodio del Evangelio en el que Bartimeo que era ciego, pedía limosna y al oír que Jesús estaba pasando cerca de donde él estaba no dudó en grítale pidiéndole compasión.
El Papa explicó que esta escena “nos enseña cómo orar: con humildad y perseverancia, confiando en el Señor y abandonándonos totalmente a su misericordia”.
TEXTO DE LA CATEQUESIS EN ESPAÑOL
Queridos hermanos y hermanas:
Hoy empezamos a meditar sobre el tema de la oración. La oración es el alimento de la fe y también su expresión. Es como un grito que sale del corazón del que cree y espera sólo en Dios.
Un ejemplo de lo que es la oración lo encontramos en el Evangelio que acabamos de oír. Bartimeo, que era ciego, pedía limosna sentado a la orilla del camino. Cuando oyó que Jesús estaba pasando por allí, no dudó en gritar pidiéndole que se compadeciera de él. Sus gritos molestaban a quienes estaban a su alrededor y quisieron hacerlo callar. Pero él, en cambio, gritaba aún más fuerte: «Jesús, Hijo de David, ten compasión de mí». Bartimeo, descartado y menospreciado por los demás, hizo una profesión de fe, reconoció a Jesús como el Mesías. Su ruego conmovió el corazón del Señor, que lo llamó y le preguntó cuál era su deseo. El grito del mendicante se convirtió en súplica: «Haz que recobre la vista». Jesús, que vio la grandeza de la fe de Bartimeo, le abrió las puertas de su misericordia y de su omnipotencia, atendió su plegaria y le concedió lo que le pedía: la vista.
Este pasaje evangélico nos ayuda a comprender que la oración nace de la fe, brota de nuestro ser criaturas frágiles y necesitadas, de la continua sed de Dios que todos tenemos. Bartimeo nos enseña cómo orar: con humildad y perseverancia, confiando en el Señor y abandonándonos totalmente a su misericordia.
Saludo cordialmente a los fieles de lengua española que siguen esta catequesis a través de los medios de comunicación social. Pidamos a Jesús, el buen Pastor, que nos conceda ser hombres y mujeres de oración, que con confianza y perseverancia presentemos al Padre compasivo nuestras necesidades y las de todos nuestros hermanos. Pasado mañana, 8 de mayo, se celebra en Argentina la fiesta de Nuestra Señora de Luján. Que ella, Madre de Dios y Madre nuestra, interceda por nosotros y nos obtenga de su Hijo las gracias necesarias en este tiempo de dificultad que el mundo atraviesa. Que Dios los bendiga.
Daniel Díaz Vizzi