En la homilía de su Misa en Casa Santa Marta, el Papa Francisco alertó sobre la avalancha de falsas noticias que crean opinión, que condenan y ante las que muchas veces no se puede hacer nada.
FRANCISCO
Hay un pequeño linchamiento diario que intenta condenar a las personas, crear una mala reputación a las personas, descartarlas, condenarlas: el pequeño linchamiento diario de las habladurías que crea una opinión, y muchas veces uno escucha hablar mal de alguien.
El Papa invitó a pensar en los “mártires de hoy: que los jueces no tienen la oportunidad de hacer justicia porque ya están juzgados”. Puso como ejemplo el caso de Asia Bibi, condenada a “diez años de prisión porque fue juzgada por una calumnia y un pueblo que quiere su muerte”.
TEXTO DE LA HOMILÍA EN ESPAÑOL
(Fuente: Vatican News)
En la primera lectura de estos días escuchamos el martirio de Esteban: una cosa simple, cómo sucedió. Los Doctores de la Ley no toleraban la claridad de la doctrina, y como salió, fueron a pedirle a alguien que dijera que habían oído que Esteban blasfemaba contra Dios, contra la Ley. Y después de eso, se abalanzaron sobre él y lo apedrearon, así de sencillo. Es una estructura de acción que no es la primera: también con Jesús hicieron lo mismo. El pueblo que estaba allí trató de convencer de que era un blasfemo y gritaron: 'Crucifíquenlo'. Es una bestialidad. Una bestialidad, partir de falsos testimonios para llegar a 'hacer justicia'. Ese es el patrón. Incluso en la Biblia hay casos como este: a Susana hicieron lo mismo, a Nabot hicieron lo mismo, luego Aman trató de hacer lo mismo con el pueblo de Dios... Noticias falsas, calumnias que encienden al pueblo y piden justicia. Es un linchamiento, un linchamiento de verdad.
Y así, [lo] llevan al juez, para que éste le dé forma legal a esto: pero ya llega juzgado, el juez debe ser muy, muy valiente para ir en contra de un juicio tan popular, hecho a propósito, preparado. Este es el caso de Pilatos: Pilatos vio claramente que Jesús era inocente, pero vio a la gente, se lavó las manos. Es una forma de hacer jurisprudencia. Incluso hoy en día vemos esto: también hoy, en algunos países, cuando se quiere dar un golpe de Estado o sacar a algún político para que no vaya a las elecciones o así, se hace esto: noticias falsas, calumnias, entonces se cae en un juez de los que les gusta crear jurisprudencia con este positivismo 'situacionista' que está de moda, y luego se condena. Es un linchamiento social. Y así se le hizo a Esteban, así se le hizo al juicio de Esteban: llevan a juzgar a uno ya juzgado por el pueblo engañado.
Esto también sucede con los mártires de hoy: que los jueces no tienen la oportunidad de hacer justicia porque ya están juzgados. Pensemos en Asia Bibi, por ejemplo, que hemos visto: diez años de prisión porque fue juzgada por una calumnia y un pueblo que quiere su muerte. Frente a esta avalancha de falsas noticias que crean opinión, muchas veces no se puede hacer nada: no se puede hacer nada.
Pienso mucho, en esto, en la Shoah. La Shoah es un caso de este tipo: se creó una opinión en contra de un pueblo y luego fue normal: 'Sí, sí: hay que matarlos, hay que matarlos'. Una forma de proceder para acabar con la gente que molesta, que disturba.
Todos sabemos que esto no es bueno, pero lo que no sabemos es que hay un pequeño linchamiento diario que intenta condenar a las personas, crear una mala reputación a las personas, descartarlas, condenarlas: el pequeño linchamiento diario de las habladurías que crea una opinión, y muchas veces uno escucha hablar mal de alguien, dice: '¡Pero no, esta persona es una persona correcta!' - 'No, no: se dice que...', y con ese 'se dice que' se crea una opinión para acabar con una persona. La verdad es otra: la verdad es el testimonio de lo verdadero, de las cosas que una persona cree; la verdad es clara, es transparente. La verdad no tolera las presiones. Veamos a Esteban, mártir: el primer mártir después de Jesús. Primer mártir. Pensemos en los apóstoles: todos han dado testimonio. Y pensemos en muchos mártires - incluso el de hoy, San Pedro Chanel -; fue la habladuría allí, lo que creó que estaba en contra del rey... se crea una fama, y es asesinado. Y pensemos en nosotros, en nuestro lenguaje: tantas veces nosotros, con nuestros comentarios, empezamos un linchamiento de este tipo. Y en nuestras instituciones cristianas, hemos visto tantos linchamientos diarios que nacieron de las habladurías.
Que el Señor nos ayude a ser justos en nuestros juicios, a no empezar o seguir esta condena masiva que provoca la habladuría.
Daniel Díaz Vizzi