El domingo de Resurrección el Papa ha celebrado la misa en la basílica de San Pedro.
Cuando concluyó la ceremonia, tuvo el discurso pascual junto al altar de la confesión, en el que afrontó con fuerza las actuales heridas de la humanidad.
Recordó a los enfermos de coronavirus y a sus familias; rezó especialmente por quienes no han podido acompañar a sus familiares en los últimos momentos. También dio las gracias al personal sanitario, y pidió a los gobiernos que aparquen las diferencias y actúen en equipo dando prioridad al interés de los enfermos.
FRANCISCO
Que se suavicen las sanciones internacionales que impiden a los países afectados dar ayuda adecuada a sus propios ciudadanos, y que se pongan las condiciones para que todos los estados afronten las mayores necesidades del momento, reduciendo, o incluso condonando, la deuda que pesa en los presupuestos de los países más pobres.
Al Papa le preocupa la situación de Europa, donde los gobiernos no se ponen de acuerdo sobre las ayudas económicas para reconstruir la sociedad tras el bloqueo.
FRANCISCO
Después de la Segunda Guerra Mundial, este amado continente pudo resurgir gracias a un concreto espíritu de solidaridad que le permitió superar las rivalidades del pasado. Es muy urgente, sobre todo en las circunstancias actuales, que esas rivalidades no recobren fuerza, sino que todos se reconozcan parte de una única familia y se sostengan mutuamente. Hoy, la Unión Europea se encuentra frente a un desafío histórico, del que dependerá no sólo su futuro, sino el del mundo entero
El Papa pidió también a los gobiernos que reduzcan los gastos en armamento y que dediquen esos recursos a salvar vidas.
FRANCISCO
Que sea en cambio el tiempo para poner fin a la larga guerra que ha ensangrentado a Siria, al conflicto en Yemen y a las tensiones en Irak, como también en el Líbano. Que este sea el tiempo en el que los israelíes y los palestinos reanuden el diálogo, para encontrar una solución estable y duradera que les permita a ambos vivir en paz. Que acaben los sufrimientos de la población que vive en las regiones orientales de Ucrania. Que se terminen los ataques terroristas perpetrados contra tantas personas inocentes en varios países de África.
Francisco pidió también al mundo que la pandemia no lleve a olvidar las otras emergencias humanitarias, como la situación de los refugiados en la frontera entre Grecia y Turquía, la crisis en Venezuela, y las guerrillas en el norte de Mozambique.
La propuesta del Papa es mirar el mundo con los ojos de la fe: Dios es más fuerte que la muerte, por lo que las personas no deben dejar espacio al miedo o a la muerte en sus vidas.
JMB