Aunque el Papa estaba prácticamente a solas, la ceremonia del Sábado Santo fue imponente.
Comenzó a oscuras y en silencio.
Luego, el Papa bendijo el fuego y encendió el cirio pascual…
Y como símbolo de la Resurrección de Jesús, se iluminó toda la basílica.
En su homilía, el Papa propuso que en esta pandemia se siga el ejemplo de las mujeres discípulas de Jesús, que mantuvieron la esperanza en Cristo cuando todo parecía perdido.
FRANCISCO
“Las mujeres, con la oración y el amor, ayudaban a que floreciera la esperanza. Cuántas personas, en estos días tristes que vivimos, han hecho y hacen como aquellas mujeres: esparcen semillas de esperanza. Con pequeños gestos de atención, de cariño, de oración”.
Recordó que durante la pandemia, muchos están repitiendo la frase “Todo ira bien”. Dijo que no se trata de optimismo superficial sino de esperanza realista, pues Dios es fiel con las personas.
FRANCISCO
¡Qué hermoso es ser cristianos que consuelan, que llevan las cargas de los demás, que animan, que son mensajeros de vida en tiempos de muerte. Acallemos los gritos de muerte, ¡basta guerras! Que cese la producción y el comercio de armas, porque necesitamos pan y no fusiles. Que cesen los abortos, que matan la vida inocente. Que se abra el corazón del que tiene, para llenar las manos vacías del que no tiene lo necesario.
Lo habitual es que el Papa bautice a algunos adultos en esta ceremonia, pero este año no lo ha hecho para respetar las normas de la pandemia.
Pero aunque no había peregrinos, sí se han mantenido la tradición de tocar todas las campanas tras el anuncio de la Resurrección.
Así comenzó la Pascua...
JMB