Vestido con los ornamentos rojos que simbolizan sangre derramada, el Papa se postró en el suelo durante unos instantes.
La contemplación de la Pasión de Cristo es fundamental en el Viernes Santo y por eso la liturgia es una de las más silenciosas.
Tras la liturgia de la Palabra, el predicador de la Casa Pontificia, el padre Raniero Cantalamessa reflexionó sobre el sentido del sufrimiento en el contexto actual de pandemia.
P. RANIERO CANTALAMESSA
Predicador, Casa Pontificia
La pandemia del coronavirus nos ha despertado bruscamente del peligro más grande que siempre acecha a individuos y humanidad: el de la ilusión de omnipotencia. FLASH El virus no conoce fronteras. En un instante ha abatido todas las barreras y distinciones: de raza, de religión, de riqueza, de poder. No debemos volver atrás cuando haya pasado este momento.
El predicador de la Casa Pontificia también recomendó mirar el sufrimiento desde otro punto de vista: el de Dios.
P. RANIERO CANTALAMESSA
Predicador, Casa Pontificia
Dios sufre como todo padre o toda madre. Cuando un día lo descubramos, nos avergonzaremos de todas las acusaciones que le hicimos en vida. Dios participa de nuestro dolor para superarlo.
La pandemia forzó algunos cambios en la liturgia. Uno de los momentos cruciales de la celebración es la adoración de la Cruz, cuando los participantes, en fila, la besan uno por uno. Este año, como medida preventiva, solo el celebrante besó la cruz.
Javier Romero
