En una basílica de San Pedro prácticamente vacía el Papa inició la ceremonia de la Pasión de Cristo postrado en el suelo.
Este gesto tiene un profundo significado penitencial. La celebración del Viernes Santo es una de las más silenciosas donde la contemplación de la Cruz es un elemento fundamental.
Al igual que en las otras ceremonias del Domingo de Ramos y del Jueves Santo, lo acompañaron un pequeño grupo de colaboradores.