Como cada año, la romana colina del Aventino se acogió de nuevo la ceremonia del Miércoles de Ceniza presidida por el Papa.
Comenzó como es tradicional en esta basílica, la de San Anselmo, con el acto penitencial. A continuación, Francisco caminó en recogimiento hacia la cercana basílica de Santa Sabina.
Es un recorrido corto pero cargado de significado. Simboliza el camino cuaresmal que comienza en esta jornada.
Durante su homilía el Papa recordó que el ser humano es polvo pero un polvo infinitamente valioso a los ojos de Dios y ese es el sentido de la Cuaresma.
FRANCISCO
“Porque la Cuaresma no es el tiempo para cargar con moralismos innecesarios a las personas, sino para reconocer que nuestras pobres cenizas son amadas por Dios. Es un tiempo de gracia, para acoger la mirada amorosa de Dios sobre nosotros y, sintiéndonos mirados así, cambiar de vida”.
Cambiar de vida también es darse cuenta de que estamos para realizar el sueño de Dios de amar, dijo Francisco.
FRANCISCO
“Si vivo solo para traer algo de dinero a casa y divertirme, para buscar algo de prestigio, para hacer un poco de carrera, vivo del polvo. Si juzgo mal la vida solo porque no me toman suficientemente en consideración o no recibo de los demás lo que creo merecer, sigo mirando el polvo”.
Por eso, el Papa explicó que se pueden escoger dos caminos. Uno es el que va del polvo a la vida y que se recorre mirando a Cristo. Otro es el que va de la vida al polvo, cuando reducimos la vida a cenizas de egoísmo y muerte.
FRANCISCO
“Hay tanto polvo que ensucia el amor y desfigura la vida. Incluso en la Iglesia, la casa de Dios, hemos dejado que se deposite tanto polvo, el polvo de la mundanidad”.
“Cuántas veces predicamos una cosa y hacemos otra. Cuántas veces aparentamos ser buenos por fuera y guardamos rencores por dentro. Cuánta doblez tenemos en nuestro corazón... Es polvo que ensucia, ceniza que sofoca el fuego del amor”.
Tras la homilía llegó el momento de la imposición de la ceniza. El Papa fue el primero en recibirla de manos del cardenal Jozef Tomko, titular de esta basílica. Después Francisco la impuso a otros.
Con esta ceremonia da comienzo la Cuaresma, un tiempo que Francisco invita a no desperdiciar para sacudir nuestra modorra espiritual.
Ángeles Conde.