Como cada año, el Papa Francisco presidió la ceremonia de Miércoles de ceniza en la romana colina del Aventino. La misa comenzó en la basílica de San Anselmo y prosiguió en la de Santa Sabina, donde el Papa recibió las cenizas.
Después de su homilía, bendijo las cenizas y él fue el primero en recibirlas. Se las impuso el cardenal titular de esta basílica, Jozef Tomko.
Después, Francisco las impuso algunos cardenales, obispos y a otras personas que asistieron a esta ceremonia.