Como es habitual, Francisco recorrió los pasillos del Aula Pablo VI repartiendo saludos entre los peregrinos. Este bebé le llamó especialmente la atención.
Durante la audiencia invitó a todos a recogerse en oración por Siria, sobre todo, por las mujeres y niños víctimas de la guerra. También rezó por los afectados por el coronavirus.
FRANCISCO
“Recemos también por nuestros hermanos chinos que sufren esta enfermedad tan cruel. Que encuentren un camino para una cura lo antes posible”.
El Papa centró la catequesis en la segunda bienaventuranza: “Dichosos los que lloran porque serán consolados”.
Comparó al apóstol Pedro con Judas para poner de relieve la diferencia entre las lágrimas de quien se ha equivocado, y las lágrimas de quien llora por orgullo. Francisco recordó que Dios siempre está dispuesto a perdonar.
FRANCISCO
“No os olvidéis de esto. Dios siempre perdona, incluso los peores pecados, siempre. El problema está en nosotros que nos cansamos de pedir perdón”.
También habló sobre la importancia de saber distinguir entre lo que está bien y mal. El Papa explicó que es una capacidad que solo Dios puede dar.
FRANCISCO
“Entender el pecado es un don de Dios, es una obra del Espíritu Santo. Nosotros solos no podemos entender el pecado. Es una gracia que hemos de pedir:“Señor que yo entienda el mal que he hecho o que puedo hacer”. Es un don muy grande. Y al haber entendido esto, viene el llanto del arrepentimiento”.
Al concluir la audiencia, Francisco saludó al arzobispo de Westminster, el cardenal Vincent Nichols. También bendijo esta imagen de la Virgen que recorrerá las parroquias británicas.
Claudia Torres / Ángeles Conde