Para el mes de febrero, Francisco propone rezar “para que el clamor de los hermanos migrantes y víctimas del tráfico criminal y de la trata sea escuchado y considerado”.
El Papa señala a los culpables de esta lacra. Dice que son los corruptos que están dispuestos “a hacer cualquier cosa con tal de enriquecerse”, cuyos negocios “son negocios sucios” y su dinero está “manchado de sangre”. Por eso, Francisco pide oraciones para que sea considerado y escuchado este sufrimiento de las víctimas del tráfico de seres humanos.