Durante su homilía en Casa Santa Marta, el Papa Francisco meditó sobre el llanto de David por la muerte de su hijo, que se había vuelto contra él. Explicó que es una profecía del amor de Dios por la humanidad.
Recordó que Dios no niega a sus hijos ni negocia su paternidad.
FRANCISCO
Tan grande es el amor de padre que Dios tiene por nosotros que murió en nuestro lugar. Se hizo hombre y murió por nosotros. Cuando miremos el crucifijo, pensemos en esto: 'Si yo hubiera muerto en tu lugar”.
Por último, recordó que Jesús lloró al mirar a Jerusalén. Dijo que Jesús llora 'porque nosotros no dejamos que Él nos ame.”
TEXTO DE LA HOMILÍA EN ESPAÑOL:
Fuente: Vatican News
Durante su homilía en Casa Santa Marta, el Papa Francisco explicó que el llanto de David por la muerte de su hijo, que se había vuelto contra él, es una profecía del amor de Dios Padre por nosotros, un amor que llegó hasta la muerte de Jesús en la cruz. Francisco subrayó que el Señor es padre y jamás niega esta paternidad.
Dijo que es “tan grande es el amor de padre que Dios tiene por nosotros que murió en nuestro lugar. Se hizo hombre y murió por nosotros. Cuando miremos el crucifijo, pensemos en esto: 'Si yo hubiera muerto en tu lugar. Y escuchemos la voz del padre que en el hijo nos dice: 'Hijo mío, hijo mío'. Dios no niega a sus hijos, Dios no negocia su paternidad”.
Jesús, recordó el Papa Francisco al final de su homilía, lloró al mirar a Jerusalén. Jesús llora 'porque nosotros no dejamos que Él nos ame'. Por lo tanto, concluyó con una invitación: 'En el momento de la tentación, en el momento del pecado, en el momento en que nos alejamos de Dios, tratemos de escuchar esta voz: 'Hijo mío, hija mía, ¿por qué?' '.
Daniel Díaz Vizzi