En Navidad el Papa no pidió a los cristianos que mejoren sino que conozcan más a Cristo porque eso los llevará a ser mejores.
Inició su predicación desde Greccio, donde San Francisco inició la tradición del pesebre. Aquí sugirió contemplar la escena del nacimiento de Dios. El Papa plasmó sus sugerencias en este documento: la “Admirabile Signum”.
FRANCISCO
Este signo sencillo y visible del pesebre, que la piedad popular ha pasado de generación en generación, muestra el gran misterio de nuestra fe.
En la noche de Navidad dio la segunda enseñanza: recordó que Dios ama también cuando se falla.
FRANCISCO
Puedes tener ideas equivocadas, puedes haber hecho de todo, pero el Señor no renuncia a quererte. Cuántas veces pensamos que Dios es bueno si somos buenos y que nos castiga si somos malos. Eso no es así.
El tercer mensaje lo lanzó durante la Epifanía, donde dijo que si Dios ama incondicionalmente, los hombres están llamados a hacer lo mismo con Él. Dijo que esta es la receta contra el egocentrismo o la sed de poder, honores, o de placer.
FRANCISCO
Es la vía para desintoxicarse de muchas cosas inútiles, como las dependencias que anestesian el corazón y aturden la mente.
Al final de la Navidad el Papa advirtió especialmente contra estas adicciones. Recordó que el pecado se puede perdonar pero que a una persona corrupta es difícil hacerla cambiar.
Javier Romero