Mons. Robert McClory es el nuevo obispo de Gary. Es originario de Detroit, donde ha ejercido su ministerio durante 20 años.
Antes se graduó en Derecho y ejerció como abogado durante tres años. Luego entró al seminario a los 30 años.
ROBERT MCCLORY
Obispo de la Diócesis de Gary, Indiana
'Empecé a darme cuenta de que las cosas que hacía fuera de mi carrera, como dirigir un grupo de jóvenes o preparar retiros espirituales eran lo que me encendía y me daba una verdadera alegría. FLASH. Así que eso fue lo que comprendí: Que debía entrar al seminario, y luego el Señor me llevó paso a paso desde allí'.
Robert McClory recuerda perfectamente lo que sintió al entrar en el seminario.
ROBERT MCCLORY
Obispo de la Diócesis de Gary, Indiana
'Sentí que estaba llamado al sacerdocio, pero quería asegurarme de que no era una vida solitaria. No podía ser una vida de soledad. . No quería estar solo, quería estar con la gente. Dios se ha ocupado de eso más de lo que nunca pude imaginar'.
Su nombramiento como obispo fue aún más sorprendente. Robert McClory recuerda que estaba viendo un partido de fútbol americano del equipo de su escuela secundaria, cuando recibió una llamada del nuncio.
ROBERT MCCLORY
Obispo de la Diócesis de Gary, Indiana
'Entonces dijo, '¿Estás conduciendo?' Le dije que no, y luego dijo: 'El Santo Padre te ha designado para ser el obispo de Gary'. Así que, ya se sabe. Si es la voluntad del Santo Padre, aceptaré. Y dije 'No soy digno'. Y él dijo, 'Vas a salir bien, ya lo verás”.
Recuerda que el arzobispo Vigneron de Detroit, un viejo amigo y mentor de Robert McClory, le ofreció su apoyo.
ROBERT MCCLORY
Obispo de la Diócesis de Gary, Indiana
'Dijo que tenía confianza en que el Señor me ayudaría, y que yo tenía las cualidades que él pensaba que eran adecuadas para este ministerio. Agradecí escucharlo'.
El nuevo obispo estuvo recientemente en Roma para la visita Ad Limina con Francisco. Se sintió conmovido por la humildad del Papa.
ROBERT MCCLORY
Obispo de la Diócesis de Gary, Indiana
'Su corazón y su fe eran evidentes. También su cariño por todos nosotros. Su cariño por la gente a la que servimos era sencillamente conmovedor'.
Robert McClory también recuerda un día en particular en Roma, cuando estrechó la mano al Papa en tres ocasiones diferentes. Tal vez, una por cada año que pasó como abogado.