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La Navidad convierte el Vaticano en el lugar con los pesebres más bellos del mundo. Todavía más este año, pues el Papa ha escrito una carta para recordar que la importancia de esta tradición. Y como siempre, lo ha hecho predicando con el ejemplo.
El pesebre de la plaza de San Pedro del año pasado era espectacular. Estaba hecho de arena de playa. Este año es más clásico y evoca un pueblo de los Alpes de principios del siglo XX. Los vecinos de la zona prestaron sus antiguos trajes para los 25 personajes.
Las maderas de los edificios son restos de una tormenta que en 2018 derribó 14 millones de árboles de sus bosques, en el norte de Italia. Por eso, igual que la arena del año pasado, esta madera también representa la fragilidad de la humanidad.
Este es el pesebre más conocido, pero no el único del Vaticano. En el Aula Pablo VI, donde Francisco tiene sus grandes encuentros, hay otro Nacimiento con elementos de la región del Véneto.
Este pesebre fue elaborado por voluntarios de Parè di Conegliano. Durante meses, tallaron a mano estas preciosas figuras de casi dos metros de altura.
Este otro Nacimiento está en la basílica papal de San Pablo Extramuros. Procede de Malta y evoca a su capital, La Valeta. El Niño Jesús está en una casa destruida por un bombardeo de la II Guerra Mundial. También visten como malteses los vendedores, pastores y músicos.
Muy cerca del Vaticano, el Papa visitó la exposición “100 Pesebres”. Tiene 130 propuestas de nacimientos navideños, realizadas con materiales muy originales.
El último Nacimiento que se desvela en el Vaticano es el de la basílica de San Pedro. La misma noche de Navidad, después de su Misa, el Papa lleva personalmente la escultura del Niño Jesús hasta su cuna, para completar la escena.
FRANCISCO
“Es un signo sencillo y maravilloso de nuestra fe y no debemos perderlo. De hecho, es hermoso que se transmita de padres a hijos y de abuelos a nietos. Es una manera genuina de comunicar el Evangelio, en un mundo que, a veces, parece tener miedo de recordar el verdadero significado de la Navidad”.
En definitiva, ya sea madera, arena o material reciclado, el pesebre tiene la capacidad de traer alegría, unidad y recuerdos a toda la familia. Pero sobre todo, es un homenaje al protagonista de la Navidad. Quizá por eso, gusta tanto al Papa.
Rachel Dobrzynski
Traducción: Carlos Colomer - JMBrocal
