Como cada año, el Papa salió del Vaticano para rezar ante la imponente imagen de la Inmaculada Concepción en Piazza Spagna en el centro de Roma.
Allí le ofreció a la Virgen este gran ramo de rosas blancas.
Luego, el Papa dirigió una oración por aquellos que están desanimados por el peso de sus pecados. Recordó que una cosa es ser pecador y otra es vivir con el corazón corrompido.
FRANCISCO
“Una cosa es caer, pero luego arrepentirse, confesarse y levantarse nuevamente con la ayuda de la misericordia de Dios. Otra cosa es la connivencia hipócrita con el mal, la corrupción del corazón, que es impecable por fuera, pero por dentro está lleno de malas intenciones y mezquino egoísmo”.
Uno de los anfitriones fue la Embajada de España ante la Santa Sede, por ello que este grupo de Guardias Civiles españoles pudo saludar al Papa e incluso prestarle este tricornio.
Luego, Francisco saludó uno a uno a todos los enfermos que estaban en primera fila.
Algunos de ellos sorprendieron al Papa con regalos, como esta señora que le que le dio dos paquetes de galletas.
Daniel Díaz Vizzi