Franciso se reunió con los participantes al V Congreso del Centro de Estudios Rosario Livatino. Rosario fue un juez asesinado por la mafia a principios de los años 90.
El presidente de este Centro pronunció unas palabras de bienvenida.
“Santo Padre, me dirijo a usted como representante del Centro de Estudios Rosario Livatino, fundado hace 5 años por un grupo de magistrados, abogados, notarios y docentes universitarios”.
Francisco recordó que Livatino tenía claro el papel de un juez. El magistrado debía ser alguien que defendiese los derechos objetivos y que no se vendiese a los intereses de nadie.
FRANCISCO
Entendió lo que emergería con mayor evidencia en los decenios sucesivos, no solo en Italia. Es decir, la invasión del juez en otros ámbitos, sobre todo en materia de los llamados “nuevos derechos”, con sentencias que parecen preocuparse en satisfacer los deseos siempre nuevos, desarraigados de cualquier límite objetivo.
El asesinato de Rosario Livatino conmocionó incluso el entonces Papa Juan Pablo II, quien lo calificó como “mártir de la justicia e indirectamente de la fe”.
Javier Romero